¿Por qué aguantar hasta las vacaciones? Claves del disfrute cotidiano, según la psicología

Llegan las vacaciones y empezamos a hacer planes. ¿Tendemos a idealizar las vacaciones? ¿Nos pusimos a pensar por qué esperamos a descansar y disfrutar a pleno solo durante las vacaciones? Claves para vivir el día a día en plenitud.

por

Cecilia Taburet

31 de mayo de 2024

Vacaciones: ¿por qué no hay que idealizarlas tanto? - Créditos: Getty

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Llegan las vacaciones de invierno y empezamos a hacer planes. Me detengo un minuto ante esta pregunta: ¿Tendemos a idealizar las vacaciones? ¿Nos pusimos a pensar por qué esperamos a descansar y disfrutar a pleno solo durante las vacaciones? Es un cliché pensar que voy a disfrutar solamente al momento de las vacaciones.

Con frecuencia escucho en el consultorio pacientes que refieren que tienen que “aguantar” hasta las vacaciones. Más allá de que puedan viajar o salir de paseo, manifiestan que solo durante ese (des)esperado tiempo van a lograr desconectar y disfrutar. Lo cierto es que cuidar la salud mental será sustancial para no llegar al receso con síntomas corporales y emocionales, tales como fatiga, cansancio crónico , sensación de “cabeza quemada” (burnout) y hartazgo de la rutina.

Colocar altas expectativas en torno al descanso pautado y limitado puede conllevar riesgos y generar una brecha entre la realidad y lo idealizado. A su vez, en ocasiones todos los asuntos internos y pendientes que suelen evitarse por las ocupaciones pueden aflorar durante la pausa que brindan dicho paréntesis. Sumado que, si se emprende un viaje en familia, se pasará tiempo completo con los hijos y la pareja, lo que suele ser estresante.

Claves para el disfrute cotidiano

Un modo saludable de vida es no esperar a las vacaciones para registrar el cansancio físico y psíquico y poner límites, saber decir que no. De modo frecuente escuchamos frases tales como “el tiempo vale oro, no hay que malgastarlo”; en contrapunto con este paradigma posmoderno de la productivida, se podría comenzar a transitar la vida cotidiana, lo laboral y lo familiar, estableciendo jerarquías, pautando tiempos y límites para evitar la saturación, que lejos de generar eficiencia y rendimiento pueden dar como resultado pérdida de interés, de incentivo y aplanamiento del deseo.

Un ejercicio diario será durante la jornada laboral hacer pausas, darse tiempo para localizar molestias, generar espacios individuales más allá de las obligaciones, pasar tiempo a solas, alejados del “ruido externo” y del mundo digital para intentar conectar con el deseo; de este modo se reformula el concepto de descanso meramente en vacaciones y durante el año se producen excesos y se naturaliza el cansancio para dar lugar a un estilo de vida, pleno de pausas, recreos y tiempo libre para desconectar del “deber ser” y aprender a transitar el auto cuidado en el día a día.

Hábitos comunes para alcanzar el bienestar. - Créditos: Getty

¿Estás aturdido? ¿Estás perdiendo el placer por las pequeñas cosas de la vida? Es tiempo de un parate, de respetar tus necesidades de silencio y propiciar cada día tiempos de tranquilidad y recarga de energía.

Los pensamientos nocivos, las preocupaciones y el desazón en muchos momentos son propios a las subjetividades y será un engaño pensar que, por contar con vacaciones, desaparecerán.

Como modo de autocuidados sostenidos en el tiempo propongo que no aguardes y mucho menos romantices las vacaciones. Una posibilidad favorable podrá ser llevar a cabo en la medida de lo posible pequeños intervalos, para dar lugar a un tiempo distinto, en diferentes momentos, sin esperar las tan ansiadas vacaciones que pasan volando.

Por Cecilia Taburet, Lic. en Psicología (UBA), gentileza para OHLALÁ! IG @lic.ceciliataburet

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