6 claves para avivar tus fantasías sexuales
Tan importante como conectarte con la realidad es conectarte con el mundo del deseo y volar lo más alto ¡y lejos! que puedas. Te damos algunas claves para llamar a tu hada madrina hot.
21 de febrero de 2024
Fantasías sexuales: cómo activarlas para potenciar el deseo. - Créditos: Getty
La fantasía es un lugar de poder: es un espacio en donde no tenés que pedir permiso ni rendirle cuentas a nadie. Lo más genial es que tampoco hay consecuencias, represalias, ni restricciones y por eso se considera sinónimo de libertad. Aunque nacemos con una capacidad natural para entregarnos a ensoñaciones, esta habilidad muchas veces se va atrofiando con el tiempo, a medida que sufrimos desilusiones y que nos vemos obligadas a negociar con la realidad.
Como personas adultas que ya somos, fantasear puede ser, incluso, doloroso; sin embargo, no deja de ser un ejercicio psíquico importante, así como ejercitar tu cuerpo. Por todo esto, debemos asegurarnos de seguir fantaseando activamente. ¿No sabés bien cómo? Existen consignas y estímulos que pueden ayudarte a despertar intencionalmente pensamientos que te hagan sentir más vital, inspirada y despierta.
Si acaso sentís que perdiste la capacidad de fantasear, acá van algunas técnicas, ideas y consejos.
¿Cómo se fantasea?
Tal vez para algunas personas fantasear sea tan natural como respirar, pero cuando estamos pasadas de rosca (¿te suena?), de estrés o sufrimos algún tipo de postrauma, esta capacidad queda un poco enclenque, averiada. Cuando esto pasa, es importante recordar el paso a paso del armado de una fantasía. ¿Cómo? Para hacerlo, simplemente hay que estar disponible mentalmente y seguir algunos pasos.
Encendé tu Imaginación
Empecemos por la locación. ¿Te pasó alguna vez sentirte inspirada por un jardín? ¿Un bosque? ¿Un hotel? ¿Un lindo barcito? Hay ciertos lugares que nos erotizan. Aunque sean inalcanzables, aunque jamás vayas a estar en esa súper terraza con vista casi espacial de Dubái, es importante que retengas sensaciones y panoramas y puedas acceder a ellos todas las veces que se te cante. Son tus escenarios internos.
1) ¿Con quién estás en ese escenario ideal?
¿Quién te calienta? ¿Es alguien puntual o es más bien un arquetipo, es decir, una figura que tenés en tu mente pero de la que no sabés mucho? ¿Es alguien de tu pasado o una persona nueva? ¿Es alguien famoso? ¿O alguien que ni siquiera te gusta tanto pero te da curiosidad conocer a nivel sexual? A veces las fantasías tienen un guion, pasan ciertos acontecimientos, ciertas palabras y entonces todo se precipita. ¿Cuántas personas hay en el lugar? ¿Alguien tiene un accesorio especial? ¿Cómo van vestidos?
2) ¿Cómo empieza el guion? Imaginá el arranque.
¿Cómo empieza la situación? ¿Empiezan a tocarse por encima o por debajo de la ropa? ¿Se abrazan fuerte? ¿Alguien te sujeta las manos, o quizás el pelo? ¿Alguien habla mientras lo hacen? ¿Qué dice? ¿Cuál es el tono?
3) Construí el clímax de la fantasía.
Hay un punto cumbre en tu fantasía. Lo que más esperás, lo que más querés, lo que más anticipás. ¿Qué es? ¿Algo que te gustó hacer alguna vez? ¿O algo a lo que nunca te atreviste? Las fantasías no tienen por qué ser fuertes y BDSM, pueden ser también cándidas. No limites tus opciones, buscá la emoción que quieras sentir: de eso se trata, de buscar un refugio y de darte vos misma lo que, a veces, la realidad no te esté dando.
6 cosas que tenés que saber sobre las fantasías
1
Son tuyas, tuyas y solo tuyas.
No hace falta compartir las fantasías. De hecho, ni siquiera hace falta que estés orgullosa de ellas. Simplemente son eso: lugares para divertirse, para recrearse, para entrar y salir sin mambo. Contarle tus fantasías a otro es un acto de intimidad muy grande, a veces, incluso más que tener sexo, por lo que esa vulnerabilidad que sentís de solo pensarlo es real. Una burla, una risita o un gesto de escándalo pueden ser muy humillantes, entonces, si sospechás o temés que eso puede pasar, no está para nada mal cerrar la boca.
2
No, no estás siendo infiel.
En sexología se dice que, a no ser que una fantasía te esté bloqueando o interfiriendo con tu vida y paz mental, entonces todo está permitido. En la fantasía no hay lealtad ni pacto de fidelidad, tampoco hay código. No te juzgues como si lo que estás flasheando fuera real, ¡aunque se sienta así!
3
No sos una degenerada.
En la vida hay límites, en la fantasía no. Tampoco hay límites morales. Mientras en la vida real no lastimes a nadie y seas perfectamente capaz de respetar a los otros, en tu cabeza podés ser lo oscura e intrincada que quieras. El único lugar donde no hay restricciones es tu cabeza, usala.
4
No siempre querés concretarlas.
A veces fantaseamos con cosas que nos traerían problemas. Prácticas sexuales peligrosas, relaciones que te arruinarían la vida a vos o a tus seres queridos, cosas que pondrían en riesgo otras o te harían sentir mal con vos... Que las fantasías sean irrealizables puede ser divertido porque le confieren al asunto un aspecto transgresor novedoso para la mayoría de nosotras. Por eso mismo son “fantasías”.
5
Sí, a veces también pueden generarte malestar.
Si no tenés en claro este aspecto de las fantasías, puede que te sientas ética o moralmente mal, o hasta incluso mala persona. Puede que si alguien conoce tu fantasía también te juzgue de ese modo y ese malestar crezca. Por esta razón, muchas personas no saben lidiar con sus fantasías y prefieren no tenerlas. Si repasás los puntos anteriores profundamente, vas a resolver esta cuestión y así poder liberar la imaginación.
6
Fantasear se siente riesgoso (¡y está OK!).
A veces la fantasía nos gusta más que la realidad y eso nos da miedo. A veces las fantasías son la única forma que las personas tenemos de excitarnos a un nivel en el que nos desconectamos de la realidad. A veces se vuelven obsesivas, o compulsivas, y nos hacen ver menos brillante nuestra vida. En estos casos, más que fantasías, nuestra imaginación trae fantasmas. Sucede mucho cuando una persona comienza a obsesionarnos y cuando estamos seguras de que “el pasto es mucho más verde en la casa del vecino”. A veces la fantasía llena espacios muy grandes y es entonces cuando nos asusta. Acordate siempre de que la fantasía es un refugio y que la única consigna es divertirse mucho, ¡aunque sea en tu cabeza!
¿Cuáles son las fantasías más comunes?
¿Cuáles son las fantasías más comunes? Hacemos un repaso (y quién te dice, quizá también sirva a la hora de inspirarte un poco).
Hacerlo con muchos hombres a la vez.
Hacerlo con una mujer.
Ser vos quien penetra a tu pareja.
Usar juguetes exóticos como hamacas y amarres.
Que te fuercen a tener un orgasmo.
Forzar a alguien a tener un orgasmo.
Hacerlo con alguien que te parece desagradable pero que ¡igual te calienta!
Volver a tener tu primera vez (¡sabiendo lo que sabés ahora!).
Tener un encuentro con el maestro de colegio de tu hijo/a.
Cobrar o pagar por sexo.
Hacerlo con un total desconocido.
Filmarte teniendo sexo y publicarlo.
Dar o que te den un beso negro.
Hacerlo frente a muchas personas.
Ver a alguno/a de tus amigos/as tocándose.
Ver a tu pareja disfrutando mucho con otra persona.
Doble penetración.
Hacerlo rodeada de espejos.
Hacerlo en un hotel de lujo (de esos que no podrías pagar).
Un jugador de fútbol justo después de un partido.
Un masajista increíble que te da un final súper feliz.