"Fantaseo con otro": guía para entender y gestionar lo que te pasa
Las fantasías son normales y, a veces, incontrolables. Por eso, armamos esta guía para entender y gestionar lo que te pasa.
31 de agosto de 2024
Día del Orgasmo: juguetes sexuales para potenciar el placer en pareja. - Créditos: Getty
Fantasear con otras personas teniendo pareja es normal, humano y saludable. Es, también, más fácil que nunca: suspirar mirando la pantalla de nuestro celular, stalkear, proyectar sobre otras vidas, se convirtió en un hobby colectivo, conozcamos o no a las personas. Cuando las fantasías irrumpen, van, vienen y fluyen, las tomamos como una diversión pasajera. Cuando se vuelven recurrentes, estables ¡y hasta invasivas!, se nos activan las alertas.
¿Será que algo está fallando? ¿Qué tan peligroso es flashear con alguien en particular?
Otro vs. otros
Para muchas personas, si estás bien con tu pareja, no andás flasheando con cualquiera. Les es fácil canalizar su energía hacia un solo destinatario tanto a nivel real como imaginario. Esto es común sobre todo al inicio de una relación, en la fase del enamoramiento. Para otras, lo normal es imaginar, imaginar e imaginar.
Se imaginan teniendo sexo o una relación con otros que a veces ni siquiera les gustan tanto. Para ellas, es como un deporte mental y no les causa gran conflicto.
El tema es cuando aparece una fantasía que altera tu estilo usual de fantasía, es decir, que viene a romper algo que estaba tranquilo y estable. Esto suele suceder, sobre todo, cuando la fantasía comienza a estar dirigida a una persona en particular y produce algo así como un enamoramiento. A esta altura, todas lo sabemos: no importa la edad que tengas, es perfectamente posible enamorarse de una fantasía.
El mensaje y el mensajero
En términos de realismo, es muy poco probable que en la vida nos guste solo una persona. Podemos preferir a alguien, podemos elegir y proyectar, pero eso no significa que nadie más va a atraernos o incluso que nadie más va a marearnos. Entonces, lo primero que hay que saber es que fantasear con alguien es totalmente normal y probable. Cuando este tipo de encantamientos sucede, es interesante analizar por qué flasheamos.
A veces, comenzamos a coquetear compulsivamente con un compañero de trabajo porque nos aburrimos en la oficina; otras, queremos probar nuestro ego con alguien que nos desafía eróticamente; y en otras ocasiones solo estamos midiendo qué tan fácil sería saltar a otra relación si alguna vez lo deseáramos. El motor de una fantasía puede ser más simple: nos cruzamos con alguien que nos encanta y que pensamos que haríamos una gran pareja, pero el timing es pésimo y jamás podrá ser.
En la fantasía no hay límites, pero en la vida real es distinto, sabemos perfectamente que todo no se puede. Una pareja es una construcción y una elección, y ahí entra saber elegir un proyecto por sobre una fantasía. Sería súper fácil mantener años las parejas si se tratara simplemente de no desear a nadie. Pero no es posible y ahí entra la decisión.
Del dicho al hecho...
No solo es súper fácil fantasear: también lo es iniciar un ida y vuelta con alguien que no es tu pareja y encontrarte caminando por el borde de un precipicio donde ya no sabés qué es fantasía y qué podría ser realidad si te decidieras a activar. ¿Es normal esto? Sí. Si estás en una relación monogámica, tal vez vivas el chispazo con otro con total fatalidad y dramatismo, pero tranquila, se trata de un “evento canónico” con el que vas a descubrir una verdad muy adulta: a pesar de la fama de la pasión y el amor, la que elige su destino, al final, sos vos.
No importa qué te hayan dicho en las novelas, muchas veces elegimos dejar pasar pasiones o aventuras pasajeras y no tirar todo por una fantasía. En pocas palabras: explorar tu flash hasta el final es solo una de las opciones posibles. Al igual que al agua, a las fantasías también se las puede dejar correr.
El contexto
Algunas personas irrumpen en nuestra imaginación en momentos muy particulares: cuando tenemos una crisis de pareja o cuando estamos listas para separarnos.
El momento va a influir mucho en cómo gestionás tu fantasía y en qué tan dispuesta estás a dejarte llevar. Fantasear de por sí no tiene por qué ser síntoma de que tu pareja no funciona. Pero, en algunos casos, es un mensaje. Solo vos podés saber cuándo es un coqueteo imaginario y cuándo no. Hay tantas formas de vivir las fantasías y el amor como personas en este mundo. Conocerte y entender cuál es la tuya es parte de este largo e interminable camino llamado autodescubrimiento. ¡Buen viaje!
La gestión de la fantasía
La vida es larga, las tentaciones se cruzan y no podemos tirar por la borda todo ante cualquier chispazo. ¿Cómo fantasear con responsabilidad y tomar el control?
Ejercitá constantemente esta capacidad. La primera vez puede asustarte, la cuarta ya sabés qué sucede: alguien te vuelve loca, pero no significa que vas a dejar todo.
Confiá en vos misma y en tu proyecto de vida. Hay personas que ya tienen decidido a dónde van y con quién. Pueden coquetear con desvíos, pero no tomarlos.
Usá la fantasía para alimentar tu pareja. Algunas personas necesitan erotizarse con otros para funcionar mejor de a dos. ¡Te sorprendería saber cuántas! Hay un dicho que dice que los buenos matrimonios se hacen de a tres (¡o cuatro!).
No te tortures por fantasear. Tomalo como algo natural, saludable y conveniente para tu vida erótica, tanto individual como compartida con tu pareja.
Es tu decisión. Para algunas personas, responder con lógica y seguir un plan es fácil. Para otras, cuando la emoción irrumpe, hay que seguirla a donde sea.
Experta consultada: Silvina Valente. Jefa de la Sección de Sexología Clínica del Hospital de Clínicas de Buenos Aires. silvina.valente68@gmail.com.