Tania Llasera habló sobre maternidad y despertó la polémica: dijo que muchos amigos se borran
La actriz española dijo que, desde que es madre, entiende cada vez más a quienes no quieren serlo. “Es como que te come la maternidad”, dijo, entre otras cosas, y habló de quedarse sin amistades.
17 de enero de 2023
Tania Llasera, actriz y conductora española, problematiza la maternidad. - Créditos: Getty
“Desde que tengo hijos, entiendo mejor a la gente que no quiere tenerlos”: las declaraciones de Tania Llasera, actriz, presentadora y escritora española, que habló recientemente en una entrevista sobre su experiencia como madre generó controversia en las redes.
“La soledad, la depresión, el bajón que te da, la cantidad de amigos que desaparecen cuando te haces madre, la cantidad de planes que nadie quiere hacer contigo porque traes un bebé, la cantidad de cosas que te pasan y que te cambia la vida de una manera…”
Tania es mamá de José y Lucía, de 7 y 5 años respectivamente. Y sorprendió a sus seguidores al revelar que ser madre le cambió la vida de una manera radical: “Es como que te come la maternidad. Solo sabes cómo hablar de niños, mocos, bebés…”
Y si bien recibió el apoyo de muchas mujeres que vivieron una experiencia parecida, también fue criticada por otras personas, que la tildaron de exagerada.
Para Noelia Viñas Nuñez, psicóloga con orientación perinatal, hay dos claves que explican esta controversia sobre el tema. La primera es que ya no podemos hablar de la maternidad; sino de las maternidades, en plural.
Y para explicarlo recurre a un ejemplo: “Para algunas mujeres, quedarse en casa durante la pandemia mientras estaban atravesando el puerperio fue lo mejor que les pudo haber sucedido: no tener la presión de tener que volver al trabajo, estar tranquilas en casa con su bebé, que nadie las venga a visitar y no tener que cumplir con compromisos sociales. Y para otras fue terrible: no poder salir, no poder continuar con el trabajo, no poder ver amigos ni a la familia; sentirse solas y encerradas con un bebé 24/7 fue de lo más aterrador y oscuro que les pasó”.
Por eso remarca la necesidad de matizar: ni esa maternidad romantizada que nos venden en las películas, ni tampoco es para todas una historia de terror. Es ambivalente (un poco y un poco), incluso en el mismo día.
El segundo de los aspectos tiene que ver con la disponibilidad total del cuerpo que se da en los primeros tiempos, que hoy se ve agravado por los nuevos mandatos de buena madre: sostener la lactancia a demanda, hacer el curso para aprender a dormir al bebé, para darle de comer de forma saludable y el de movimiento libre, entre otros.
“Un sinfín de información donde la espontaneidad y la creatividad que necesita la maternidad se pierde. Lo que se oferta todo el tiempo es una fórmula que no existe, porque toda la información disponible está en función de una mamá y un bebé. Pero cada bebé es un ser activo al que la mamá va a tener que ir conociendo paso a paso, y viendo cómo se conectan entre ellos”, señala la psicóloga.
El resultado de querer cumplir con todos estos mandatos son mujeres que no pueden dormir bien, no se hallan, no saben quiénes son, se la pasan todo el día despeinadas en pantuflas con el pijama; esperando que llegue alguien a cuidar al bebé para poder ir a bañarse. Mujeres que no hacen otra cosa en todo el día que dar la teta, cambiar pañales, ordenar, estar solas en sus casas, volver a dar la teta… como si estuvieran en un loop constante.
¿Qué pasa con las amistades cuando se es madre?
¿Cuál es el espacio destinado al encuentro con amigos para una mujer que está permanentemente sola al cuidado de un ser indefenso, que no conoce, y por el que se siente absolutamente responsable?
Para el que no tiene hijos a veces es difícil adaptarse a alguien que viene con sus chicos; no poder compartir una conversación cinco minutos de corrido porque el niño o niña interrumpe o demanda; no poder tener la atención de esa amiga, conversar, contarle algo sin interrupciones.
“La maternidad es un momento de quiebre y reestructuración identitaria, un life event, un antes y un después en la vida”, explica Noelia. “Nuestra forma de ver la vida cambia y la manera en la que nos vinculamos con los otros, también. Esos vínculos tan cercanos van a requerir de una adaptación y una transformación de ambas partes.
Los vínculos, si son sanos y flexibles, tienen esta condición de poder transformarse (no es lo mismo lo que nos mantenía unidos a los 25 años que a los 40, porque vamos cambiando). Si esa amistad no se puede ir acomodando a los distintos momentos importantes de la vida, tal vez sea un vínculo que se estanque y no pueda continuar. Pero aparecerán otros, tal vez. Amistades nuevas, intereses nuevos, lugares que antes no me interesaban y ahora sí”.
Experta consultada: Lic. Noelia Viñas Nuñez (UNLP) MP. 55. 735. Psicóloga orientada en psicología perinatal y reproductiva. IG: @laletrachica.psicologia
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