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5 pasos para mejorar la convivencia

Si vivís bajo un mismo techo, seguro tenés discusiones. En esta nota, te contamos cómo podés transitar los conflictos para evitar las peleas con tu pareja.  


Una pareja que convive tiene ciertos problemas por resolver.

Una pareja que convive tiene ciertos problemas por resolver. - Créditos: Getty



Primero están todo el tiempo juntos, de golpe duermen juntos más días de los que están separados, hay cepillos de dientes en ambas casas y ropa en cada placard. La convivencia se avecina y aparecen algunos interrogantes. Amigas y familiares suelen decirte: “Convivir es difícil”, “Disfrutá de tener tu espacio”, “¡Qué bueno que vivís sola!” y generan más miedos que certezas.  

Querer vivir bajo el mismo techo con la persona que amamos, proyectar un futuro juntos y buscar construir una familia es una parte importantísima de lo que llamamos amor sano. Entonces, ¿por qué le tenemos tanto miedo a convivir? Principalmente porque vemos los problemas que aparecen en parejas que ya viven de a dos.  

Pero tranquila, no todas las historias tienen que ser iguales. Para tratar de eliminar estos fantasmas, Paola Bertiz Broll, especialista en vínculos, dependencia emocional y autoestima, nos da 5 pasos para lograr gestionar tus emociones durante los conflictos y poder desarticularlos para una mejor convivencia:  

5 pasos para lograr gestionar tus emociones en pareja

  • Reconocer 

    El primer paso es detectar que algo cambió. ¿Qué significa? Imaginate que tu pareja te dice un comentario que para vos es hiriente. Vas a sentir un cambio de homeostasis, en tu cuerpo, en vos. Algo se movió en este instante. Y ese cambio es lo que tenés que detectar, que algo de lo que el otro dijo o te dijo (puede ser directo o indirecto) te molestó, según tu interpretación subjetiva. Quizás del otro lado no había intenciones de lastimar, pero vos lo interpretaste de cierta forma que provocó un cambio interior que se va a traducir en una emoción.  

  • Identificar 

    A ese cambio, además de detectarlo, le tenés que poner un nombre, porque es una es una emoción que fue provocada por una interpretación tuya. Es clave saber el nombre de las emociones, para entender qué me está pasando, porque no es lo mismo pensar que te enojaste que pensar que estás triste o que tenés miedo. Nombrarla es un paso fundamental en este proceso: reconocé cuál es la emoción que se activó en vos. 

  • Aceptar 

    ¡Es válido que te enojes! Pero, ¿qué pasa si vos no sos consciente de que te enojaste? Pueden pasar varias cosas, que sigas como si nada, que te sigas enojando más y se termine generando una pelea o que notes que te estás enojando, pero no quieras manifestarte en ese momento. En este caso, hablamos de reconocer el enojo, que no quiere decir sacártelo de encima, sino llevarlo con vos. Esto es una gestión, que es muy diferente actuarla (como podría ser empezar a gritar o devolver el agravio). Se trata de aceptar la emoción que se te activa, sabiendo que es normal que te enojes si alguien te está ofendiendo. Pero no vas a actuarla, vas a sostenerla y quedarte con ella.  

  • Sostenerla 

    Si vos respondés estando enojada, te vas a pelear. Al gestionar esta emoción, no vas a dejar que escale en tu cabeza, y después de un tiempo podés plantear una charla para manifestar eso que te molestó. Cuando estés bien, no cuando estés enojada. Es muy importante tenerla con vos, aceptarla y no juzgarla. Sostenerla quiere decir no disparar esta emoción. 

  • Transformarla cambiando el foco 

    La última etapa es cambiar el foco, pero no a modo de evitarla, a modo de transformarla en algo producto. Esto no quiere decir que intentes pasar desapercibida, que no pasa nada, que te guardes las cosas y prefieras no decir nada y aguantar todo con tal no tener líos. No, eso no. Cuando vos te sientas mejor, y hagas el proceso de la situación, lo tenés que conversar. Nunca hay que acumular enojos, siempre lo mejor es charlarlo y resolverlo de la mejor manera para las dos partes, así te evitás tener un cúmulo de cosas para reprocharle al otro en un futuro. 

 

En resumen, si el otro hace algunas cosas que a vos no te gustan, es lógico que te enojes. Pueden ser actitudes muy pavas, como no limpiar la cocina o dejar la toalla tirada, pero es válido que se te dispare un enojo cuando la acción es repetida. El camino a seguir es sencillo: enojate, entendelo, aceptalo, sostenelo y transformalo.  

Experta consultada: Lic. Paola Bertiz Broll. Especialista en vínculos, dependencia emocional y autoestima. @pao_mipsicologa.

 

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