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Andropausia: qué es, cuándo empieza y qué síntomas tiene

A partir de cierta edad, los niveles de testosterona comienzan a disminuir y esto trae ciertos síntomas que pueden afectar la calidad de vida de los varones. Sin embargo, el médico sexólogo Federico Ricci aclara que no todo pasa por las hormonas. ¿Cómo afrontar esta etapa que se compara con la menopausia?


Pasar momentos felices, que activen el deseo, sube los niveles de testosterona en los varones.

Pasar momentos felices, que activen el deseo, sube los niveles de testosterona en los varones. - Créditos: Getty



Cada vez se habla más de la menopausia, el cese permanente de las menstruaciones, cuyo diagnóstico se realiza cuando transcurre un año desde la fecha de última, cuya edad promedio es entre los 50 a 52 años. Esta etapa culmina en la pérdida de producción de hormonas sexuales por parte del ovario. 

En los varones, también se produce un proceso comparable: la andropausia. Es decir, a cierta edad los niveles de testosterona comienzan a disminuir de manera progresiva, lo que tiene un impacto en su vida y en la de sus parejas sexo-afectivas.

Para abordar este tema de la andropausia conversamos con el médico sexólogo Federico Ricci, que cita un episodio común en su consultorio. Un hombre que acaba de cumplir 53 años llega a su consulta, se sienta y emite un suspiro. Dice que, desde hace unos años se sienta así, casi como desinflándose. “Ahora cuando me siento es como que el cuerpo me dijese: qué bueno que llegamos", le dice y sonríe con resignación. Toda su vida hizo deporte, se cuida en las comidas, un poco de hipertensión bien controlada. ¿Diabetes? No. Fuma? Nunca. ¿Duerme bien? Le está costando conciliar el sueño. ¿Erecciones matinales? Se queda pensando: no recuerda cuando tuvo la última. ¿Deseo sigue teniendo? Cada vez menos. Se queda pensando, mientras el médico escribe. “¿Puede ser que me haya llegado la andropausia?”, lanza.

 

"Algunos hombres desarrollan pérdida del deseo sexual, disfunción eréctil y una pérdida global del entusiasmo y la energía a sus 40 largos o luego de cumplir 50. Puede que también vean afectada su memoria y concentración. También pueden comenzar a notar, para su sorpresa; que la grasa se les empieza a acumular en la panza y en los pechos", describe Ricci. 

Se detiene en el término andropausia. Dice que es, por decirlo de alguna manera, inexacto. Sugiere que los síntomas son consecuencia de una súbita baja de testosterona en la mediana edad, similar a lo que podría pasar en la menopausia con los estrógenos, por ejemplo. Aclara: "Si bien los niveles de testosterona disminuyen conforme envejecemos, la declinación se estabiliza a 1% menos cada año, por lo que culpar a la testosterona suele ser un poco exagerado".

Según se explaya, "una deficiencia de testosterona que se desarrolla más tarde en la vida (a los 70 u 80 años), denominada 'hipogonadismo tardío', puede a veces ser responsable, pero en la mayoría de los casos no tienen nada que ver las hormonas". 

Ricci se especializa en disfunción eréctil y falta de deseo, por lo que sus pacientes habitualmente son hombres que tienen entre 40 y 70 años. "Si bien no es mala idea verificar los niveles de testosterona (quizás nos podamos beneficiar con su aporte externo), la mayor parte de las veces hay que buscar la causa de estas disfunciones en problemas de estilo de vida o de carácter psicológico", dice.

Detalla que el estrés, la depresión, la falta de sueño, una dieta con mucha grasa, fumar, tener diabetes o hipertensión son todos más preocupantes que la baja testosterona. Sin embargo, agrega que puede ser una copmbinación de ambas cosas, ya que muchos de los pacientes que recibe también suelen tener la testosterona disminuida. "Hay abundante evidencia científica de las ventajas de mantener niveles funcionales de testosterona", suma. "Mayor sobrevida, menor riesgo cardiovascular, menor riesgo de enfermedad oncológicas, más cantidad de glóbulos rojos, menos riesgo de osteoporosis".

¿De dónde viene la testosterona?

¿De dónde viene la testosterona? Ricci define: "En el hombre, la testosterona se produce fundamentalmente en el testículo, a partir de unas células conocidas como células de Leydig. Nuestro mejor momento en cuanto a su producción es entre los 20 y los 25 años. En ese momento contamos con un ejército de alrededor de 700 millones de estas células. Con el paso del tiempo vamos perdiendo estas celulitas, más o menos a razón de 80 millones por década, de forma que, al llegar a los 80, contaremos en promedio con 220 millones".

"¿Cómo podés saber si tenés una deficiencia de testosterona?, le consultamos. "Para saber la cantidad exacta de testosterona que tenemos solo hace falta un simple examen de sangre que suele realizarse por la mañana (que es cuando más testosterona tenemos circulando). Como las distintas hormonas están relacionadas y hay varias que pueden estar produciendo síntomas similares se suele ordenar dentro de un examen mas general llamado “perfil hormonal masculino”. Estos resultados tienen que ser interpretados por un profesional y contrastados con los síntomas que trae el que consulta. No todas las disfunciones se benefician con testosterona, en algunos casos puede ser hasta contraproducente. Por ejemplo, si un paciente falla porque sufre de ansiedad de performance darle algo que le produzca más deseo (como la testosterona) va a empujarlo a que se enfrente más seguido a aquello que lo angustia, por lo que no es recomendable. Si bien cualquier médico puede ordenarlo, es más frecuente que lo pida un andrólogo, un urólogo, un médico sexólogo o un endocrinólogo.

¿Qué señales se pueden detectar en alguien que tiene poca testosterona? "Existen ciertos “marcadores” o indicios a los que prestamos atención que pueden sugerirnos que una persona tiene poca testosterona:

  • Suele tener poca barba y poco vello corporal

  • Musculatura pobre y más grasa abdominal

  • Uñas amarillentas y quebradizas

  • Poco olor corporal al transpirar

  • Aspecto cansado y desaliñado

  • Falta de iniciativa, estímulo o placer

  • Son también más proclives a desarrollar patologías fúngicas, autoinmunes y oncológicas.  

  • Un hallazgo interesante publicado en 2012 indicó que, si tu 2do dedo (índice), es más largo que el 4to dedo (anular) es probable que hayas tenido una mayor exposición a estrógenos. Mientras que lo contrario, es decir tener el anular más largo que el índice, está relacionado con una mayor exposición a testosterona, tanto en el feto como en la adultez. 

Ricci aclara que, si perdemos testosterona, los cambios se irán notando en forma progresiva:

- Al mes de perder testosterona ya notaremos una marcada disminución en la libido (lo que no siempre se acompaña con disfunción eréctil)

- A los 2 meses esta falta de deseo sexual se acompañará con menor vigor y fuerza.

- A los 3 meses podemos empezar a experimentar síntomas de depresión y si nos hacemos un hemograma, veremos una disminución en el conteo de glóbulos rojos

- A los 5 meses empezaremos a notar un aumento marcado de peso

- A los 6 meses esta obesidad puede convertirse en una resistencia a la insulina (que es la antesala de la diabetes) acompañada de episodios de disfunción eréctil.

- Por último 9 meses después de perder la testosterona circulante se podrá constatar mediante una densitometría que la densidad ósea se ve comprometida, favoreciendo fracturas y lesiones. 

¿Cómo se puede aportar testosterona?

En Argentina, la testosterona se puede administrar de 3 formas, precisa el médico sexólogo. "En forma de parches que se aplican diariamente en la piel, como implantes subcutáneos (más conocidos como pellets) y como inyecciones intramusculares", detalla.

"Previo a indicar cualquiera de estas es fundamental constatar, con un perfil hormonal y un hemograma, que el paciente efectivamente lo necesite y que no haya otros factores (como un PSA alto o tener muchos glóbulos rojos) que contraindiquen su uso", señala. "Cuando se arranca un tratamiento normalmente se busca utilizar el gel: de esta forma, si el paciente desarrolla algún efecto adverso, como irritabilidad o palpitaciones, se puede suspender y la reacción adversa se detiene a los pocos días. Si el paciente tolera bien el gel durante un mes y percibe el efecto positivo en el humor y la energía que suele dar la testosterona, se pueden intentar alternativas de más larga duración como los pellets o las inyecciones".

 

También se puede aportar testosterona de modo más natural, por intermedio de la nutrición. "A nivel nutricional, compuestos como los lácteos, la soja y las comidas ricas en grasas poliinsaturadas son algo a evitar si te proponés subir la testosterona. Por el contrario, consumir proteína animal (especialmente carne, en almuerzo y desayuno, no en la cena) y tomar abundante agua puede ayudar a aumentar los niveles".

¿Se recomiendan modificaciones de estilo de vida?, consultamos. "Dejar de fumar, realizar ejercicio moderado, perder grasa corporal y dormir bien aumentan la concentración de la hormona", enuncia. Y activar otros placeres, según los gustos de cada quien. Para algunos será comprarse un auto deportivo, vivir en climas cálidos, ver películas sensuales o cómicas, apoyar al equipo ganador en un evento deportivo, entre otras tantas cosas, aumenta la testosterona.

 

Experto consultado: Federico Ricci, médico sexólogo clínico. Especialista en patología sexual masculina. Ig:@apolosexologia

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